jueves, 22 de marzo de 2012

24 de Marzo

DÍA DE LA MEMORIA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA
por Prof. Ariel Díaz


El período 1976 – 1983 cambió la historia de todos los argentinos. El 24 de marzo de 1976 se instaló en nuestro país un gobierno de facto a cargo de las Fuerzas Armadas que se atribuyó la suma del poder público, se arrogó facultades extraordinarias y en el ejercicio de esos poderes ilegales, aplicó un terrorismo de Estado que se manifestó en la práctica sistemática de graves violaciones a los derechos humanos.


Quedó suficientemente probado que a partir de ese día se instrumentó un plan de imposición del terror y la eliminación física de miles de ciudadanos sometidos a secuestros, torturas, detenciones clandestinas y toda clase de vejámenes, que sometió a miles de personas y los convirtió en "ausentes para siempre", como cínicamente proclamó el mayor responsable de los crímenes.


Otros miles poblaron las cárceles sin causa o con procesos ilegales y muchos miles más encontraron en el exilio la única forma de sobrevivir. Cientos de niños fueron arrancados de los brazos de sus madres en cautiverio al nacer y privados de su identidad y de su familia.


La mayoría de las víctimas pertenecían a una generación de jóvenes, con un enorme compromiso con la Patria y el pueblo, con la independencia nacional y la justicia social, que luchaban con esperanza y hasta la entrega de sus vidas por esos ideales. Pero más allá de estos miles y miles de víctimas puntuales, fue la sociedad la principal destinataria del mensaje del terror generalizado.

El poder dictatorial pretendía así que el pueblo todo se rindiera a su arbitrariedad y su omnipotencia. Se buscaba una sociedad fraccionada, inmóvil, obediente, por eso trataron de quebrarla y vaciarla de todo aquello que lo inquietaba, anulando su vitalidad y toda forma de libre expresión.


Debemos tener siempre presentes estos hechos, ya que no tener historia, es como mirarse en un espejo roto. En esa fragmentación se intuyen partes, pero hay una inevitable pérdida de sentido. Sólo a partir de la verdad y la justicia es posible reconstruir la desgarrada trama social. No se puede proyectar y edificar un futuro sobre la endeble base de un olvido forzado que nos impida reconocernos. Pretender hacer “borrón y cuenta nueva” es negar nuestra participación en el proceso de elaboración de la conciencia social.


Por lo tanto el día de la memoria y la justicia debería ser una fecha que nos haga reflexionar y nos dé la oportunidad de poder hacer valer nuestros derechos, exigiendo justicia y sobre todo, la verdad, para que SIEMPRE se respeten los Derechos Humanos y NUNCA MÁS volvamos a vivir sin poder expresarnos libremente. 

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